NUESTROS
PROPÓSITOS
SIN ORDEN NO HAY JUSTICIA, Y SIN JUSTICIA NO HAY LIBERTAD
Estos tres son los axiomas clásicos de la política en lo que alguna vez fue el mundo libre, «occidental y cristiano», por muchos siglos. A partir del siglo XIX el socialismo se hizo cada vez más fuerte y poderoso, y calificó como de «derecha» a estos, nuestros tres principios, y a las instituciones en ellos inspiradas.
A su vez, los socialistas se identificaron a sí mismos como de «izquierda», con una retórica engañosa. Y se adueñaron uno a uno de los gobiernos de muchas y diversas naciones, aplastando el orden, la justicia y la libertad, e imponiendo sus contrarios: el desorden, la injusticia y la opresión o tiranía absolutista.
Nosotros somos de derecha, naturalmente, aunque esa palabra, como muchas otras, ha sido satanizada por las izquierdas, que impusieron su lenguaje manipulador y mentiroso.
No todas las fuerzas de derecha permanecieron fieles a sus principios. Las que llamamos las “derechas malas” traicionaron, se confundieron, o se acobardaron y rindieron; y por eso se debilitaron, y a veces desaparecieron, lo cual permitió el avance y dominio de las izquierdas, cada vez más agresivo.
No le tenemos miedo a las izquierdas, por eso la palabra “derecha” no nos amedrenta; ni otras palabras igualmente “demonizadas” como mercados, capital, capitalismo, privatización, etc. Conceptos claros de lo que es izquierda y lo que es derecha, nos sirven de potentes faros en el camino, para no perdernos; y nos evitan recurrir a subterfugios tontos como esos de “son términos obsoletos”, “no soy de izquierda ni de derecha”, “soy de centro”, etc.
Somos la derecha liberal; esa que llamamos “derecha buena”. Nos mantenemos fieles a nuestros principios. Sin confundirnos, ni confundir a nadie. A ser valientes y no cobardes, para crecer y ser fuertes; con tu indispensable apoyo. A fin de hacer al menos contrapeso a las izquierdas por ahora; y para más adelante poder revertir sus leyes y políticas, decretadas por la fuerza, el engaño, o con ambos medios combinados.
Los principios y valores no son para quedarse en los libros o declaraciones; sino para concretarse en la práctica. Y eso es con acción política inteligente, mediante partidos, movimientos, grupos y equipos que adhieren a ellos.
Sabemos que en la política y las emociones pesan más que las razones; no obstante, una comunicación habilidosa de nuestra parte puede reorientar los sentimientos y emociones, hoy en beneficio de la retórica marxista, y encausarlos hacia los principios y valores que harían grande a cualquier sociedad. Tenemos un arma muy poderosa: LA VERDAD. Por eso, ¡contamos con tu participación!
LA IGUALDAD LIBERAL,
VERDADERA IGUALDAD
La igualdad liberal es la igualdad de derechos, ante la ley, pero ley pareja e igual para todos, general, no leyes especiales para tales o cuales personas, grupos, empresas o categorías. No es igualdad de resultados, mediante la ley, que sería injusto, porque no todos pueden aspirar a obtener los mismos frutos de su esfuerzo, trabajo, empeño, diligencia, laboriosidad, prudencia, etc.
Es de justicia, que más reciban quienes más trabajen, más se esfuercen y tomen sus decisiones con prudencia. Tampoco es igualdad de oportunidades, porque no todos tenemos los mismos dones naturales o talentos. Ni mucho menos igualdad de privilegios, al estilo socialista.
Pero entonces, ¿en qué somos iguales los humanos? Solo en los tres derechos: a la vida, libertad y propiedad. Por eso tenemos derecho a un Gobierno limitado nada más que a su defensa; derecho a los mercados libres de violencia y fraude; y derecho a disfrutar en paz de la propiedad obtenida legítimamente.
Aprende junto a nosotros más sobre este y otros temas, únete y sé parte del cambio que quieres para tu país.